Dejar extender un sentimiento por tanto tiempo es como construir un edificio de 100 pisos sino más. No pretendo extenderme por si acaso fastidio. Amo a mi madre, amo a mi sobrino, amo a mi hermano, mi familia y mis amigos, me amo a mí mismo, pero sobretodo amo a mi Dios nuestro Señor. Y si alguna vez dije "te amo" puedes creerlo, porque decir te quiero es demasiado común. No estoy yo para recriminar nada, pero cada quien siente lo que aprende a sentir, la farsa se vive de la mentira y yo siempre dije la verdad, tal vez deje de decir algo para última hora debo admitir y me tardó tanto que cuando al fin lo dije fui juzgado y sentenciado. Era muy importante recalcaste. En ese momento descubrí que no estaba hablando con un niño sino con alguien incluso mas maduro que yo... y me gustó tanto que calle y dejé. En aquel entonces me desahogué escribiendo, tal como ahora, luego entonces llegó a mí un mensaje de saludo: ¡Hola! Y te empecé a conocer mejor. ¡Wow! Me gustó mucho más. Luego el encuentro, el acuerdo, la alianza. Pero creo que fue muy rápido. Aun así me dejaste seguir construyendo hasta el cielo... y me sentí volar. Dudé que en verdad algo distante y virtual pudiera darse, pero así transcurrió el año, cumpleaños y finalmente: "El beso". Pensé que se concretaría todo, luego una despedida con lagrimas, que hermosa sensación, si, es real creí e iba en serio, este es el propio. ¡Si, claro! ¿Qué si estoy molesto? ¿Y es que no habría de estarlo? En fin, a esta altura no patalearía. Dos semanas que jugaban a no saber si se ama a alguien, quince días que guardaban un secreto, que igual hacía un año me tocaba ser juzgado y sentenciado. Entonces ¿Quién soy yo para juzgar sino más bien para seguir queriendo? Por que si tuve la oportunidad de entrar alguna vez, alguna vez debía tocarme la oportunidad de salir. Sin embargo queda perfectamente comprobado que el amor no tiene edad y que no hay edad para enamorarse. Aun así si te pareció que "ESTO" debía terminar, he ahí que allí va a estar contigo siempre. Como suelo decir: "las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para todo aquel que quiera entrar", y usted es mi invitado de honor. La mesa va a estar siempre servida. Pero en fin, si con todo esto sigues pensando fueron falsos mis sentimientos no lograste entender nada, y si me vuelves a encontrar dímelo de frente sin quitar la mirada. ¡Tuyo! ¡Ah! Y el edificio sigue levantado y subiendo, nada lo tumbará. Es solo que no estabas preparado para alguien como yo, y lo entiendo.
Impresionante...
ResponderEliminar