Desde mi celda en la cárcel militar de Ramo Verde le
mando a todo mi querido pueblo de Venezuela un abrazo de hermandad y el más
sincero deseo de que 2015 sea un año de esperanza para todos.
Los pronósticos que he podido leer sobre el próximo año coinciden
en que será muy duro debido a que se agravarán la crisis económica, la
represión y la arbitrariedad de la dictadura.
A pesar de estos pronósticos, quiero proponerles una
visión optimista y esperanzadora para el próximo año.
Somos mayoría los venezolanos de buena voluntad que
aspiramos a que nuestro país retome el camino de la democracia y el bienestar,
por lo tanto el cambio está en nuestras manos. Todo dependerá de nuestra
capacidad de organizarnos, unirnos y movilizarnos políticamente. Hagamos de la
adversidad terreno fértil para el cambio.
En unas semanas cumpliré un año preso. Mi
experiencia en la cárcel ha sido marcada por la injusticia, el aislamiento y la
soledad. De los 10 meses en prisión, 5 he estado en aislamiento y aún sigo sin
recibir visitas más allá de las de mis padres, esposa y abogados. Hasta han
lanzado excremento a nuestras celdas para tratar de callar nuestra voz de
protesta y quebrarnos espiritualmente.
No ha sido una experiencia grata, pero a pesar de la
adversidad la cárcel también ha sido un espacio para reflexionar y para
convertirla en una oportunidad para crecer moral, espiritual y físicamente.
Me ha llenado de mucho entusiasmo el saber que este proceso
de crecimiento ha sido común a todos los que estamos presos por razones
políticas. Sé que quienes hoy estamos encerrados por la represión e
intolerancia de Maduro compartimos un profundo optimismo y esperanza de que
nuestro encarcelamiento será pasajero y que veremos el renacer de Venezuela.
Cada aislamiento, cada golpiza, cada abuso, cada
manipulación de los procesos judiciales lejos de desanimarnos, nos ha
fortalecido.
Al igual que nosotros que estamos presos, también lo está
Venezuela, y nuestros carceleros son una élite corrupta y represora que ha
llevado al país al colapso. Pero a pesar de esta situación, los invito a ver en
la adversidad una gran oportunidad. Una oportunidad para el cambio, y para
lograrlo el primer paso es encontrar una causa común, un propósito compartido
por todos, o al menos por la inmensa mayoría de los venezolanos.
Estoy convencido de que esa causa común que debe unirnos
a todos los venezolanos es el ejercicio pleno y efectivo de todos los derechos
que nos corresponden. Si los derechos y su garantía fuesen la prioridad del
Estado y de la nación hoy viviríamos en un país democrático, próspero, justo y
lleno de oportunidades.
Entre la Venezuela de hoy y la que aspiramos, hay un
obstáculo que debemos remover: una élite corrupta y represora de no
más de 100 personas que han tomado por asalto las instituciones, acabando con
el Estado de Derecho y sustituyéndolo por un Estado delincuente. Si alguien todavía
tenía dudas de esto, las últimas designaciones inconstitucionales e inmorales
de los poderes públicos dejaron claro hasta dónde está dispuesta esta cúpula a
llegar para mantener el poder y seguir robando el dinero de todos los
venezolanos.
Siendo esta élite el obstáculo entre la Venezuela que
tenemos y la que queremos, no debe haber ninguna duda de que la unidad de los
venezolanos debe darse en torno a removerla y darle paso a la Venezuela que
merecemos. Esta unidad debe ir mucho más allá de la MUD, que si bien
es una alianza partidista necesaria, no es ni suficiente ni representativa de
ese inmenso país que quiere cambio. Es por esto que proponemos una alianza por
el cambio que incluya a jóvenes, estudiantes, maestros, sindicalistas,
trabajadores, empresarios, desempleados, intelectuales, militares, a todos,
todos unidos alrededor de un propósito compartido, la promoción y el respeto de
todos los derechos para todos los venezolanos.
Teniendo claro y estando unidos en la aspiración de la
Venezuela que queremos y conscientes de que el obstáculo lo representa la élite
gobernante, es necesario trazar la ruta, el camino para sustituir a los
corruptos y abrir las puertas de esa nueva Venezuela, la mejor Venezuela.
Sobre la mesa hay tres propuestas concretas, forzar la
renuncia de Maduro y convocar elecciones, convocar una asamblea constituyente
por iniciativa popular con el propósito de desmontar el secuestro institucional
y las leyes inconstitucionales y la elección de una amplia mayoría en la
Asamblea Nacional.
Nosotros creemos y estamos promoviendo mediante la
recolección de firmas la convocatoria a una constituyente, porque creemos es la
opción más expedita e incluyente. Pero las tres opciones son válidas y
cualquiera podrá tener vigencia dependiendo de las circunstancia. Lo que es
imprescindible es que bajo cualquier escenario la prioridad, el objetivo, sea
salir de la élite corrupta que tiene secuestrado el Estado y colapsada la
nación. Solo así seremos libres y soberanos.
Para lograr esto no es una opción caer en la trampa del
miedo que ha sido alimentada con la represión policial y judicial y los
encarcelamientos arbitrarios.
Los movimientos democráticos, no solo en Venezuela sino
en todo el mundo, han entendido que se deben aprovechar todos los mecanismos
pacíficos y no violentos de lucha y de participación. Las elecciones
son uno de ellos. El terreno electoral. Pero también lo es el terreno de la
calle con la protesta pacífica y no violenta. La protesta debe acompañar y
promover cualquiera de las opciones que permita la sustitución de quienes hoy
gobiernan.
Venezolanos, mi invitación es a que no perdamos la fe, no
caigamos en la desesperanza. Ese es el mayor aliado de las dictaduras. A
quienes son pesimistas y no avizoran una salida exitosa a esta situación, a
quienes han perdido la esperanza solo voy a decirles que miren a su alrededor.
Que observen cuántos miles y miles de venezolanos, jóvenes, valiosos, enfrentan
con coraje y determinación al régimen de Nicolás Maduro y sus perversidades.
Que encuentren en su entrega la inspiración necesaria para
pasar a formar parte de la fuerza indetenible de los cambios históricos que
están a la vuelta de la esquina. Venezuela no se puede conformar con la
supervivencia como meta, no somos un país de colas ni de racionamientos, somos
un pueblo marcado por la historia para ser grande y feliz. Cuando
inicie el nuevo año no solo pidan por ustedes y por su familia, pidan por
nuestra Venezuela y lo más importante, pregúntense hasta dónde están dispuestos
a luchar por ella. Feliz año para todos. Que 2015 sea un año de esperanza.
Fuerza y fe
Leopoldo López
Cárcel militar de Ramo Verde